El acné se caracteriza por una inflamación de la piel de causa bacteriana caracterizada por erupciones superficiales, que son ocasionadas por la oclusión de los poros a consecuencia de los cambios de la unión pilosebácea (folículo piloso y glándula sebácea).
Empieza en la pubertad y adolescencia, pero puede aparecer a cualquier edad debido a los cambios hormonales. Tiende a desaparecer y remitir después de la pubertad, pero a veces puede durar décadas. Las zonas más habituales donde aparece son la cara, el pecho, la espalda, los hombros y los brazos. La lesión se presenta en diferentes formas y grados de afectación:
Leve: comedones y espinillas.
Moderado: pústulas y pápulas.
Moderadamente grave: nódulos, quiste y pápulas simultáneamente y mezclados.
Grave: zonas de nódulos y quistes dolorosos, de pústulas y pápulas y de comedones y espinillas, todo al mismo tiempo.
El tratamiento es variado y depende de las circunstancias. Es importante el tratamiento para evitar las secuelas del acné, como marcas, manchas y pequeñas cicatrices en la piel, recuerda que en estos casos la higiene de la piel es el primer paso para un cuidado posterior.
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